sábado, 30 de junio de 2012

TEMA: LA PRACTICA DE LA PALABRA


La Práctica de la Palabra de Dios

Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca... y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Mateo 7:24-25.

Terminó Jesús su enseñanza en el monte con una ilustración que presenta en forma muy vívida cuán importante es practicar las palabras que había pronunciado. Entre la muchedumbre que se aglomeraba alrededor del Salvador, eran muchos los que se habían pasado la vida cerca del mar de Galilea. Mientras escuchaban las palabras de Cristo, sentados en la ladera, podían ver los valles y los barrancos por los cuales corrían hacia el mar los arroyos de las montañas. A menudo estos arroyos desaparecían completamente en el verano y quedaba solamente un canal seco y polvoriento; pero cuando las tempestades del invierno se desencadenaban sobre las colinas, los ríos se convertían en furiosos y bramadores torrentes, que algunas veces inundaban los valles y arrastraban todas las cosas en su riada irresistible... Pero en lo alto de las cuestas había casas edificadas sobre la roca. En algunos sectores del país las viviendas se construían enteramente de piedra, y muchas habían resistido mil años de tempestades... y el viento, la riada y la tempestad las atacaban en vano.
El que recibe las palabras que os he hablado y las convierte en el cimiento de su carácter y su vida, dijo Jesús, es como los que construyen su casa sobre la roca. Siglos antes, el profeta Isaías había escrito: “La palabra del Dios nuestro permanece para siempre” ( Isaías 40:8), y Pedro años después de que se pronunciara el Sermón del Monte, al citar estas palabras de Isaías, añadió: “Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada” 1 Pedro 1:25. La Palabra de Dios es lo único permanente que nuestro mundo conoce. Es el cimiento seguro. “El cielo y la tierra pasarán—dijo Jesús—, pero mis palabras no pasarán” Mateo 24:35.
Los grandes principios de la ley, que participan de la misma naturaleza de Dios, están entretejidos en las palabras que Cristo pronunció sobre el monte. Quienquiera que edifique sobre esos principios edifica sobre Cristo, la Roca de la eternidad. Al recibir la Palabra, recibimos a Cristo, y únicamente los que reciben así sus palabras edifican sobre él. “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” 1 Corintios 3:11. “No hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” Hechos 4:12. Cristo, el Verbo, revelación de Dios y manifestación de su carácter, su ley, su amor y su vida, es el único fundamento sobre el cual podemos edificar un carácter que permanecerá...
Si prestamos atención a la luz que tenemos, recibiremos más luz. Edificaremos sobre la Palabra de Dios y nuestro carácter se formará a semejanza del carácter de Cristo. Cristo, el verdadero fundamento, es una piedra viva; su vida se imparte a todos los que son edificados sobre él. “Vosotros también como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual” 1 Pedro 2:5... Ninguna tempestad puede destruir ese edificio.

jueves, 28 de junio de 2012

TEMA: EL MAESTRO DE DANIEL


Dios Mismo Era el Maestro de Daniel


Yo honraré a los que me honran. 1 Samuel 2:30.

Al adquirir la sabiduría de los babilonios, Daniel y sus compañeros tuvieron mucho más éxito que los demás estudiantes; pero su saber no les llegó por casualidad. Lo obtuvieron por el uso de sus facultades, bajo la dirección del Espíritu Santo. Se relacionaron con la Fuente de toda sabiduría, e hicieron del conocimiento de Dios el fundamento de su educación. Con fe, oraron por sabiduría y vivieron de acuerdo con sus oraciones. Se colocaron donde Dios podía bendecirlos. Evitaron lo que habría debilitado sus facultades, y aprovecharon toda oportunidad de familiarizarse con todos los ramos del saber. Siguieron las reglas de la vida que no podían menos que darles fuerza intelectual. Procuraron adquirir conocimiento con un propósito: el de poder honrar a Dios. Comprendían que a fin de destacarse como representantes de la religión verdadera en medio de las falsas religiones del paganismo, necesitaban tener un intelecto claro y perfeccionar un carácter cristiano. Y Dios mismo fue su Maestro. Orando constantemente, estudiando concienzudamente y manteniéndose en relación con el Invisible, anduvieron con Dios mismo como lo hizo Enoc.
En cualquier ramo de trabajo, el verdadero éxito no es resultado de la casualidad ni del destino. Es el desarrollo de las providencias de Dios, la recompensa de la fe y de la discreción, de la virtud y de la perseverancia. Las bellas cualidades mentales y un tono moral elevado no son resultado de la casualidad. Dios da las oportunidades; el éxito depende del uso que se haga de ellas.
Mientras Dios obraba en Daniel y sus compañeros “el querer como el hacer, por su buena voluntad” ( Filipenses 2:13), ellos obraban su propia salvación. En esto se revela cómo obra el principio divino de cooperación, sin la cual no puede alcanzarse verdadero éxito. De nada vale el esfuerzo humano sin el poder divino; y sin el esfuerzo humano, el divino no tiene utilidad para muchos. Para que la gracia de Dios nos sea impartida, debemos hacer nuestra parte. Su gracia nos es dada para obrar en nosotros el querer y el hacer, nunca para reemplazar nuestro esfuerzo.
Así como el Señor cooperó con Daniel y sus compañeros, cooperará con todos los que se esfuercen por hacer su voluntad. Mediante el impartimiento de su Espíritu fortalecerá todo propósito fiel, toda resolución noble. Los que anden en la senda de la obediencia encontrarán muchos obstáculos. Pueden ligarlos al mundo influencias poderosas y sutiles; pero el Señor puede inutilizar todo agente que obre para derrotar a sus escogidos; en su fuerza pueden ellos vencer toda tentación y toda dificultad.

miércoles, 27 de junio de 2012

TEMA: LA EDUCACIÓN EXTREMA


La Educación Más Elevada de Todas

No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gálatas 6:9.

El Salvador nos invita a realizar esfuerzos pacientes y perseverantes en favor de millones de almas esparcidas en todo país, que perecen en sus pecados, como náufragos en una playa desierta. Los que quieran participar de la gloria de Cristo deben también tomar parte en su ministerio y ayudar a los débiles, a los miserables y desanimados.
Hagan de la vida de Jesús su estudio constante aquellos que emprenden esta obra. Sean animados de un celo intenso, y empleen todas sus aptitudes en el servicio del Señor. Los esfuerzos sinceros y exentos de egoísmo obtendrán preciosos resultados. Es del gran Maestro de quien los obreros recibirán su mejor educación. Pero los que no comuniquen a otros la luz recibida verán un día que han experimentado una pérdida espantosa.
Los seres humanos no tienen derecho a pensar que puedan tener límites sus esfuerzos en pro de la salvación de las almas. ¿Se cansó Cristo alguna vez en su obra? ¿Retrocedió él alguna vez ante el sacrificio y las privaciones? Los miembros de la iglesia deben realizar los mismos esfuerzos perseverantes e incansables. Obedientes a la orden del Maestro, deben estar siempre listos para obrar. Dondequiera que encontremos un trabajo que hacer, cumplámoslo mirando constantemente a Jesús. Centenares de almas serían ganadas para Cristo si los miembros de nuestras iglesias siguiesen esas instrucciones. Si cada miembro de la iglesia fuese un misionero vivo, el Evangelio sería anunciado en poco tiempo en todo país, pueblo, nación y lengua.
Todo talento santificado debe ser alistado para proclamar la verdad presente. Si las fuerzas del enemigo ganan la victoria ahora, será porque las iglesias descuidan la tarea que Dios les ha dado. Durante años nos ha sido presentada la tarea que debía ser cumplida, empero muchos han estado durmiendo. Si los cristianos se levantan ahora, para cumplir la obra que se les asignó, la verdad será presentada por la potencia del Espíritu Santo de una manera clara y distinta en las ciudades hasta ahora descuidadas.
Cuando todo el corazón sea puesto en la obra, se verá la eficiencia de la gracia de Cristo. Los centinelas colocados sobre los muros de Sión deben mantenerse alerta y despertar a los que los rodean. El pueblo de Dios debe ser tan ferviente y fiel en la obra del Maestro que todo egoísmo quede separado de su vida. Entonces todos trabajarán en perfecta armonía, y se revelará el brazo del Señor, cuyo poder se manifestó en la vida de Cristo. La confianza volverá a nacer y habrá unidad en las filas de la iglesia.
Cristo le promete a cada obrero la eficacia divina que transformará sus labores en éxito.

lunes, 18 de junio de 2012

TEMA: LA SIMPATÍA HUMANA DE JESÚS


Mediante las Cuerdas de la Simpatía Humana

Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Juan 4:7.

Nunca [Cristo] despreció a nadie por inútil, sino que procuraba aplicar a toda alma su remedio curativo. Cualesquiera que fueran las personas con quienes se encontrase, siempre sabía darles alguna lección adecuada al tiempo y a las circunstancias. Cada descuido o insulto del hombre para con el hombre le hacía sentir tanto más la necesidad que la humanidad tenía de su simpatía divina y humana. Procuraba infundir esperanza en los más rudos y en los que menos prometían, presentándoles la seguridad de que podían llegar a ser sin tacha y sencillos, poseedores de un carácter que los diera a conocer como hijos de Dios...
Aunque judío, Jesús trataba libremente con los samaritanos, y despreciando las costumbres y los prejuicios farisaicos de su nación, aceptaba la hospitalidad de aquel pueblo despreciado. Dormía bajo sus techos, comía a su mesa, compartiendo los manjares preparados y servidos por sus manos, enseñaba en sus calles, y los trataba con la mayor bondad y cortesía. Y al par que se ganaba sus corazones por su humana simpatía, su gracia divina les llevaba la salvación que los judíos rechazaban.
Cristo no despreciaba oportunidad alguna para proclamar el Evangelio de salvación. Escuchad las admirables palabras que dirigiera a la samaritana. Estaba sentado junto al pozo de Jacob, cuando vino la mujer a sacar agua. Con sorpresa de ella, Jesús le pidió un favor. “Dame de beber”, le dijo. Deseaba él beber algo refrescante, y al mismo tiempo ofrecerle a ella el agua de vida. Dijo la mujer: “¿Cómo tú, siendo Judío, me pides a mí de beber, que soy mujer Samaritana? porque los Judíos no se tratan con los Samaritanos”. Respondió Jesús: “Si conocieses el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber: tú pedirías de él, y él te daría agua viva” Juan 4:7-10...
¡Cuán vivo interés manifestó Cristo en esta sola mujer! ¡Cuán fervorosas y elocuentes fueron sus palabras! Al oírlas la mujer dejó el cántaro y se fue a la ciudad para decir a sus amigos: “Venid, ved un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿si quizás es éste el Cristo?” Leemos que “muchos de los Samaritanos de aquella ciudad creyeron en él” vers. 29, 39. ¿Quién puede apreciar la influencia que semejantes palabras ejercieron para la salvación de almas desde entonces hasta hoy?
Doquiera hay corazones abiertos para recibir la verdad, Cristo está dispuesto a enseñárselas, revelándoles al Padre y el servicio que agrada a Aquel que lee en los corazones. Con los tales no se vale de parábolas, sino que, como a la mujer junto al pozo, les dice claramente: “Yo soy, que hablo contigo”.


domingo, 17 de junio de 2012

TEMA: LOS NIÑOS DEL SEÑOR


La Enseñanza de los Niños

Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. Marcos 10:14.

Jesús conoce la carga del corazón de toda madre. Aquel cuya madre luchó con la pobreza y las privaciones simpatiza con toda madre apenada. El que hiciera un largo viaje para aliviar el corazón angustiado de una cananea, hará otro tanto por las madres de hoy. El que devolvió a la viuda de Naín su único hijo, y en su agonía de la cruz se acordó de su propia madre, se conmueve hoy por el pesar de las madres. El las consolará y auxiliará en toda aflicción y necesidad...
En los niños allegados a él, veía el Salvador a hombres y mujeres que serían un día herederos de su gracia y súbditos de su reino, y algunos, mártires por su causa. Sabía que aquellos niños le escucharían y le aceptarían por Redentor con mejor voluntad que los adultos, muchos de los cuales eran sabios según el mundo, pero duros de corazón. Al enseñarles, se colocaba al nivel de ellos. El, la Majestad de los cielos, respondía a sus preguntas y simplificaba sus importantes lecciones para que las comprendiera su inteligencia infantil. Plantaba en la mente de ellos la semilla de la verdad, que años después brotaría y llevaría fruto para vida eterna.
Al decir Jesús a sus discípulos que no impidieran a los niños acercarse a él, hablaba a sus seguidores de todos los siglos, es decir, a los dirigentes de la iglesia: ministros, ancianos, diáconos, y todo cristiano. Jesús atrae a los niños, y nos manda que los dejemos venir; como si nos dijera: Vendrán, si no se lo impedís...
Mientras el Espíritu Santo influye en los corazones de los niños, colaborad en su obra. Enseñadles que el Salvador los llama, y que nada le alegra tanto como verlos entregarse a él en la flor y lozanía de su edad.
El Salvador mira con infinita ternura las almas que compró con su sangre. Pertenecen a su amor. Las mira con indecible cariño. Su corazón anhela alcanzar, no sólo a los mejor educados y atractivos, sino también a los que por herencia y descuido presentan rasgos de carácter poco lisonjeros. Muchos padres no comprenden cuán responsables son de estos rasgos en sus hijos... Pero Jesús mira a estos niños con compasión. Sabe seguir el rastro desde la causa al efecto.
El obrero cristiano puede ser instrumento de Cristo para atraer al Salvador a estas criaturas imperfectas y extraviadas. Con prudencia y tacto puede granjearse su cariño, puede infundirles ánimo y esperanza, y mediante la gracia de Cristo puede ver como su carácter se transforma, de modo que resulte posible decir con respecto a ellos: “De los tales es el reino de Dios”.

sábado, 16 de junio de 2012

TEMA: EL INVESTIGADOR HUMILDE


El Investigador Humilde Puede Aprender

Muéstrame, oh Jehová, tus caminos. Salmos 25:4.

La revelación no es la creación ni la invención de algo nuevo, sino la manifestación de algo que, antes que fuera revelado, era desconocido para los seres humanos. Las grandes y eternas verdades contenidas en el Evangelio, son reveladas mediante la investigación diligente y la humillación de nuestro ser delante de Dios. Tenemos un Maestro divino que guía la mente del humilde buscador de la verdad; y mediante la dirección del Espíritu Santo recibe la revelación de las verdades de la Palabra. Y ningún conocimiento de la verdad puede ser más acertado y eficiente que cuando se es conducido así a toda verdad. Mediante la impartición del Espíritu Santo comprenderemos la Palabra de Dios. Se nos amonesta a buscar la verdad como si estuviéramos buscando un tesoro escondido.
El Señor abre el entendimiento del investigador honesto. El Espíritu Santo capacita la mente para comprender las realidades de la revelación, y de ese modo la luz divina se comunica con el alma. En esto consiste el abrir los ojos para contemplar el tesoro genuino y así la mente se aferra a las glorias de un mundo mejor. El alma desea ardientemente la excelencia de Jesucristo.
Jesús fue el Maestro más singular que el mundo jamás conociera. Presentaba la verdad mediante declaraciones claras y convincentes, y las ilustraciones que utilizaba eran de un carácter puro y elevado. Nunca mezclaba símbolos y figuras vulgares con su instrucción divina, ni trataba de satisfacer la curiosidad de la gente ni de complacer a quienes sólo escuchan para entretenerse. Nunca rebajó la verdad al nivel de lo común... Sus palabras eran del carácter más puro y elevado... No humilló la verdad para ir al encuentro del hombre en su condición caída ni rebajó la norma de la justicia para adaptarla a su degradación; pero se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz, para poder salvar así a la raza que había sido degradada por la transgresión. No tenía el propósito de abolir la ley de Dios con su muerte, sino más bien de demostrar la inmutabilidad de sus sagradas pretensiones. Su propósito consistía en “magnificar la ley y engrandecerla”, para que todo aquel que mirara a la cruz del Calvario con su Víctima levantada, viera el argumento incontestable de la verdad perfecta de la ley...
Rescató la verdad, aquella verdad eterna, de la compañía envilecedora del error, y le ordenó brillar con todo su fulgor y lustre celestial. Enalteció la verdad para que, a la manera de la luz, iluminara la oscuridad moral del mundo... Jesús restauró el carácter real de la verdad que había sido echada por tierra y la invistió de su verdadera importancia y dignidad. Cristo mismo era la verdad y la vida.

domingo, 10 de junio de 2012

TEMA: SU PODER DELEGADO


Cristo Nos Delega Su Poder

Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte. Lucas 22:31-32.

Como Príncipe de la vida, [Jesús] tenía poder para con Dios y prevaleció por su pueblo. Este Salvador que oró por los que no sentían la necesidad de orar, y lloró por los que no sentían necesidad de lágrimas, está ahora delante del trono para recibir las peticiones de aquellos por quienes oró en la tierra y presentarlas a su Padre. El ejemplo de Cristo es para que lo sigamos. En nuestro trabajo por la salvación de las almas necesitamos de la oración. Sólo Dios puede aumentar la cosecha de la semilla que sembramos.
Muchas veces fracasamos porque no nos damos cuenta de que, mediante su Espíritu, Cristo está con nosotros como cuando se movía visiblemente sobre la tierra en los días de su humillación. El tiempo transcurrido desde entonces no ha producido ningún cambio en la promesa de despedida que les hizo a sus discípulos al ser llevado de entre ellos al cielo: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” Mateo 28:20. El ha ordenado que haya una continua sucesión de hombres y mujeres que deriven su autoridad de los primeros maestros de la fe, para que continúen predicando a Cristo y a éste crucificado. El gran Maestro ha delegado poder a sus siervos, quienes “tenemos este tesoro en vasos de barro” 2 Corintios 4:7. Cristo supervisará la obra de sus embajadores si ellos esperan sus instrucciones y dirección...
Con un fervor y una fe que no se podrán esconder, le suplicarán a Dios que les dé fortaleza para trabajar y soportar las pruebas, y que sus labios sean santificados por el contacto con el carbón encendido del altar, para hablar las palabras de Dios al pueblo. “Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios” Isaías 50:4.
Cristo le dijo a Pedro: “Simón. Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte”. ¿Quién puede estimar los resultados de las oraciones del Redentor del mundo? Cuando Cristo vea el trabajo de su alma y quede satisfecho, entonces se podrá ver y comprender el valor de sus fervientes oraciones mientras su divinidad estaba velada por la humanidad.
Jesús suplicó no sólo por uno, sino por todos sus discípulos: “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo” Juan 17:24. Su ojo penetró el oscuro velo del futuro y leyó la historia de la vida de cada hijo e hija de Adán. Sintió las cargas y las tristezas de cada alma sacudida por la tormenta, y aquella ferviente oración incluyó, junto con los discípulos que vivían entonces, a todos sus seguidores hasta el fin del tiempo... Esa oración nos abarca también a nosotros... Cuando falla todo el apoyo humano, entonces Jesús acude en auxilio nuestro, y su presencia disipa las tinieblas y levanta la nube de desaliento.

sábado, 9 de junio de 2012

TEMA. la enseñanaza de jesus


La Enseñanza de Lecciones Espirituales Importantes

Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres. Colosenses 3:23.

La vida de Cristo, desde sus más tempranos años, fue una vida de fervorosa actividad. El no vivió para agradarse a sí mismo. Era el Hijo del Dios infinito; no obstante, trabajó en el oficio de carpintero con su padre José. Su oficio fue significativo. Había venido al mundo como edificador del carácter, y como tal toda su obra fue perfecta. Toda su labor material se distinguió por la misma perfección que transmitía a los caracteres que estaba transformando por su poder divino. El es nuestro modelo.
Los padres debieran enseñar a sus hijos el valor y el debido uso del tiempo. Enséñeseles que vale la pena luchar para hacer algo que honre a Dios y beneficie a la humanidad. Aun en sus tempranos años pueden ser misioneros para Dios...
Cualquiera que sea el ramo de trabajo en el cual nos ocupemos, la Palabra de Dios nos enseña a ser “en el cuidado no perezosos; ardientes en espíritu, sirviendo al Señor”. “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas”, “sabiendo que del Señor recibiréis la compensación de la herencia: porque al Señor Cristo servís”.
Las lecciones dadas a los niños acerca de los deberes comunes del hogar, pueden ser presentadas de tal manera que el Señor las aproveche para producir impresiones duraderas en sus corazones mediante ellas. Transformen estas cosas comunes de la vida en textos donde se puedan destacar las lecciones de la Palabra de Dios. Enseñen a sus niños que deben aprender a realizar a la perfección todos sus trabajos de tipo mecánico. Al aplicar la exactitud y la destreza a sus deberes diarios aprenderán lecciones espirituales que permanecerán con ellos durante toda su vida. Dios requiere que se utilice buen juicio y pericia en el planeamiento de nuestros trabajos. Al dar instrucciones acerca de la construcción del santuario terrenal, el gran Maestro dejó establecidos principios destinados a ser una ayuda espiritual para Israel durante toda su experiencia futura. La sabiduría y la perfección empleadas en la realización de aquella obra eran típicas de la obra que habría de ser hecha en sus vidas al preparar sus corazones para la morada interior del Espíritu de Dios.
Padres, ¿se preguntan ustedes cuál debe ser su trabajo? Consiste en aceptar sus responsabilidades del hogar, haciendo lo mejor que puedan y tratando diariamente, hora tras hora, de poner delante de sus hijos un ejemplo digno de imitación... Que sus lecciones sean de tal naturaleza que produzcan gozo y alegría en sus vidas, y que los induzcan a desear el servicio de Cristo. Enséñenles a emplear en su servicio las facultades que Dios les ha dado. Así estarán siguiendo el ejemplo del niño Jesús.


Jesús Enseñó la Laboriosidad con Su Propio Ejemplo

Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas. Eclesiastés 9:10.

Vestido como un obrero común, recorría las calles de la pequeña ciudad, yendo a su humilde trabajo y volviendo de él. No empleaba su poder divino para disminuir sus cargas ni aliviar su trabajo.
Mientras Jesús trabajaba en su niñez y juventud, su mente y cuerpo se desarrollaban. No empleaba temerariamente sus facultades físicas, sino de una manera que las conservase en buena salud, a fin de ejecutar el mejor trabajo en todo ramo. No quería ser deficiente ni aun en el manejo de las herramientas. Fue perfecto como obrero, como lo fue en carácter. Por su ejemplo, nos ensenó que es nuestro deber ser laboriosos, y que nuestro trabajo debe cumplirse con exactitud y esmero, y que una labor tal es honorable. El ejercicio que enseña a las manos a ser útiles, y prepara a los jóvenes para llevar su parte de las cargas de la vida, da fuerza física y desarrolla toda facultad. Todos deben hallar algo que hacer benéfico para sí y para otros. Dios nos asignó el trabajo como una bendición, y sólo el obrero diligente halla la verdadera gloria y el gozo de la vida. La aprobación de Dios descansa con amante seguridad sobre los niños y jóvenes que alegremente asumen su parte en los deberes de la familia, y comparten las cargas de sus padres. Los tales, al salir del hogar serán miembros útiles de la sociedad.
Durante toda su vida terrenal, Jesús trabajó con fervor y constancia. Esperaba mucho resultado; por lo tanto intentaba grandes cosas. Jesús no rehuyó los cuidados y la responsabilidad... El carácter positivo y enérgico, sólido y fuerte que manifestó Cristo, debe desarrollarse en nosotros, mediante la misma disciplina que él soportó. Y a nosotros se nos ofrece la gracia que recibió él...
Jesús trabajaba con alegría y tacto. Se necesita mucha paciencia y espiritualidad para introducir la religión de la Biblia en la vida familiar y en el taller; para soportar la tensión de los negocios mundanales, y, sin embargo, continuar deseando sinceramente la gloria de Dios. En esto Cristo fue un ayudador. Nunca estuvo tan embargado por los cuidados de este mundo que no tuviese tiempo o pensamientos para las cosas celestiales. A menudo expresaba su alegría cantando salmos e himnos celestiales. A menudo los moradores de Nazaret oían su voz que se elevaba en alabanza y agradecimiento a Dios. Mantenía comunión con el Cielo mediante el canto; y cuando sus compañeros se quejaban por el cansancio, eran alegrados por la dulce melodía que brotaba de sus labios. Sus alabanzas parecían ahuyentar a los malos ángeles, y como incienso, llenaban el lugar de fragancia. La mente de los que le oían se alejaba del destierro que aquí sufrían para elevarse a la patria celestial.

jueves, 7 de junio de 2012

TEMA: LA ENSEÑANZA DE JESUS


La Enseñanza de Jesús: Sencilla, pero con Autoridad

Les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Mateo 7:29.

Jesús moraba en Capernaúm, y esta localidad llegó a ser conocida como “su ciudad”...
Era un punto de mucho tránsito. Gente de muchos países pasaba por la ciudad, o quedaba allí a descansar en sus viajes de un punto a otro. Allí Jesús podía encontrarse con representantes de todas las naciones y de todas las clases sociales, tanto ricos y encumbrados, como pobres y humildes, y sus lecciones serían llevadas a otras naciones y a muchas familias. Así se fomentaría la investigación de las profecías, la atención sería atraída al Salvador, y su misión sería presentada al mundo.
A pesar de la acción del Sanedrín contra Jesús, la gente esperaba ávidamente el desarrollo de su misión. Todo el cielo estaba conmovido de interés. Los ángeles estaban preparando el terreno para su ministerio, obrando en los corazones humanos y atrayéndolos al Salvador.
En Capernaúm, el hijo del noble a quien Cristo había sanado era un testigo de su poder. Y el oficial de la corte y su familia testificaban gozosamente de su fe. Cuando se supo que el Maestro mismo estaba allí, toda la ciudad se conmovió. Multitudes acudieron a su presencia. El sábado, la gente llenó la sinagoga a tal punto que muchos no pudieron entrar.
Todos los que oían al Salvador “se maravillaban de su doctrina, porque su palabra era con potestad” Lucas 4:32...
Jesús no tenía nada que ver con los diversos temas de disensión entre los judíos. Su obra era presentar la verdad. Sus palabras derramaban raudales de luz sobre las enseñanzas de los patriarcas y profetas, y presentaban las Escrituras a los hombres como una nueva revelación. Nunca habían percibido sus oyentes tan profundo significado en la Palabra de Dios.
Jesús se encontraba con la gente en su propio terreno, como quien está familiarizado con sus perplejidades. Hacía hermosa la verdad presentándola de la manera más directa y sencilla. Su lenguaje era puro, refinado y claro como un arroyo cristalino. Su hablar era como música para los que habían escuchado las voces monótonas de los rabinos. Pero aunque su enseñanza era sencilla, hablaba como persona investida de autoridad. Esta característica ponía su enseñanza en contraste con la de todos los demás. Los rabinos hablaban con duda y vacilación, como si se pudiese entender que las Escrituras tenían un significado u otro exactamente opuesto. Los oyentes estaban diariamente envueltos en mayor incertidumbre. Pero al enseñar, Jesús presentaba las Escrituras como autoridad indudable. Cualquiera que fuese su tema, lo exponía con poder, con palabras incontrovertibles... En todo tema, revelaba a Dios.

lunes, 4 de junio de 2012

TEMA: INVITACIÓN DE JESÚS


Cristo Invita Nuestra Confianza

Jesús le dijo... Sígueme.  Lucas 9:59

La caída de nuestros primeros padres rompió la cadena dorada de la obediencia implícita de la voluntad humana a la divina. Nunca más la obediencia ha sido considerada una necesidad absoluta. Los agentes humanos van tras sus propias imaginaciones, acerca de las cuales el Señor dijo—refiriéndose a los habitantes del mundo antiguo—que se dirigían continuamente hacia el mal. El Señor Jesús declaró que él había guardado los mandamientos de su Padre. ¿Cómo? ¡Como hombre! “He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad” Hebreos 10:7. Frente a las acusaciones de los judíos se mantuvo con su carácter puro, virtuoso y santo mientras los desafiaba: “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?” Juan 8:46. El Redentor del mundo no vino únicamente para constituirse en un sacrificio por el pecado, sino con el fin de ser un ejemplo para el hombre en todas las cosas. Era un Maestro, un educador tal como el mundo nunca antes había visto ni oído. Hablaba como quien tiene autoridad, pero al mismo tiempo invita a la confianza de todos...
Mediante su palabra y su ejemplo práctico el Hijo unigénito del Dios infinito nos ha legado un modelo sencillo que debemos copiar. Mediante sus palabras nos ha educado para que le obedezcamos a Dios, y mediante su propio ejemplo nos ha mostrado de qué modo le podemos obedecer. Su deseo es que cada ser humano realice esta mismísima obra, que le obedezca a Dios inteligentemente y que por precepto y ejemplo enseñe a otros lo que deben hacer para transformarse en hijos obedientes de Dios.
Jesús ha hecho posible que todo el mundo obtenga un conocimiento inteligente de su misión y obra divinas. Vino para representar el carácter de su Padre ante el mundo, y a medida que estudiamos la vida, las palabras y las obras de Jesucristo, en todo sentido recibimos ayuda en la educación de la obediencia a Dios; y al imitar el ejemplo que nos ha dado, nos transformamos en epístolas vivientes conocidas y leídas por todos los hombres. Nosotros somos los medios humanos vivientes llamados a representar el carácter de Jesucristo ante el mundo. Cristo no sólo dio reglas explícitas para demostrarnos de qué manera podemos llegar a ser hijos obedientes, sino que con su propia vida y carácter ilustró exactamente cómo realizar aquello que es correcto y aceptable ante Dios, de modo que no hubiera excusa para que no hiciéramos lo que es agradable ante su vista.
Siempre debiéramos estar agradecidos porque Jesús nos ha probado con hechos reales que el hombre puede guardar los mandamientos de Dios, desmintiendo con ello la falsedad satánica de que el hombre no los puede guardar. El gran Maestro vino a nuestro mundo para ocupar su lugar a la cabeza de la humanidad, para así elevar y santificar a la humanidad mediante su obediencia santa a todos los requerimientos divinos, y demostrando al mismo tiempo que es posible obedecer todos los mandamientos de Dios. Así comprobó que es posible gozar de una vida entera de obediencia. De la misma manera, él envía a seres humanos al mundo—igual como el Padre envió a su Hijo—, para que ilustren la vida de Jesucristo con sus propias vidas...
Jesús dice: “Sígueme”.

domingo, 3 de junio de 2012

TEMA: LOS DESCIPULOS DEL MAESTRO


Discípulos del Maestro Celestial

Hemos hallado al Mesías, que quiere decir el Cristo.  Juan 1:41

Mientras dos discípulos estaban cerca, Juan volvió a ver a Jesús entre el pueblo. Otra vez se iluminó el rostro del profeta con la gloria del Invisible, mientras exclamaba: “He aquí el Cordero de Dios”. Las palabras conmovieron el corazón de los discípulos. Ellos no las comprendían plenamente. ¿Qué significaba el nombre que Juan le había dado: “Cordero de Dios”? Juan mismo no lo había explicado.
Dejando a Juan, se fueron en pos de Jesús. Uno de ellos era Andrés, hermano de Simón; el otro Juan, el que iba a ser el evangelista. Estos fueron los primeros discípulos de Cristo. Movidos por un impulso irresistible, siguieron a Jesús, ansiosos de hablar con él, aunque asombrados y en silencio, abrumados por el significado del pensamiento: “¿Es éste el Mesías?”
Jesús sabía que los discípulos le seguían. Eran las primicias de su ministerio, y había gozo en el corazón del Maestro divino al ver a estas almas responder a su gracia. Sin embargo, volviéndose, les preguntó: “¿Qué buscáis?” Quería dejarlos libres para volver atrás, o para expresar su deseo.
Ellos eran conscientes de un solo propósito. La presencia de Cristo llenaba su pensamiento. Exclamaron: “Rabbí,... ¿dónde moras?” En una breve entrevista, a orillas del camino no podían recibir lo que anhelaban. Deseaban estar a solas con Jesús, sentarse a sus pies, y oír sus palabras. “Díceles: Venid y ved. Vinieron, y vieron donde moraba, y quedáronse con él aquel día”.
Si Juan y Andrés hubiesen estado dominados por el espíritu incrédulo de los sacerdotes y gobernantes, no se habrían presentado como discípulos a los pies de Jesús. Habrían venido a él como críticos, para juzgar sus palabras. Muchos cierran así la puerta a las oportunidades más preciosas. No sucedió así con estos primeros discípulos. Habían respondido al llamamiento del Espíritu Santo, manifestado en la predicación de Juan el Bautista. Ahora, reconocían la voz del Maestro celestial. Para ellos, las palabras de Jesús estaban llenas de refrigerio, verdad y belleza. Una iluminación divina se derramaba sobre las enseñanzas de las Escrituras del Antiguo Testamento. Los multilaterales temas de la verdad se destacaban con una nueva luz.
Es la contrición, la fe y el amor lo que habilita al alma para recibir sabiduría del cielo. La fe obrando por el amor, es la llave del conocimiento, y todo aquel que ama “conoce a Dios” 1 Juan 4:7...
“El siguiente día, quiso Jesús ir a Galilea, y halla a Felipe, al cual dijo: Sígueme”. Felipe obedeció el mandato, y en seguida se puso también a trabajar para Cristo.

sábado, 26 de mayo de 2012

TEMA: OBEDIENCIA A LAS LEYES FISICAS


Los Resultados de la Obediencia a las Leyes Físicas

Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados. Deuteronomio 6:1-2.

Se nos enseña en este pasaje que la obediencia a los requerimientos de Dios coloca al obediente bajo las leyes que controlan el ser físico. Los que quieren preservar su salud deben subyugar todos los apetitos y las pasiones. No deben dar rienda suelta a las pasiones concupiscentes ni al apetito desenfrenado, pues han de estar bajo el control de Dios, y sus facultades físicas, mentales y morales han de ser tan sabiamente empleadas como para que el mecanismo del cuerpo permanezca funcionando bien.
Salud, vida y felicidad son el resultado de la obediencia a las leyes físicas que gobiernan nuestro cuerpo. Si nuestra voluntad y nuestro proceder están de acuerdo con la voluntad y el proceder de Dios, si hacemos lo que agrada a nuestro Creador, él mantendrá en buenas condiciones el organismo humano y restaurará las facultades morales, mentales y físicas a fin de poder obrar mediante nosotros para su gloria. Su poder restaurador constantemente se manifiesta en nuestro cuerpo. Si cooperamos con él en esa obra, los resultados seguros son salud y felicidad, paz y utilidad.
“Y nos mandó Jehová que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a Jehová nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la vida, como hasta hoy” Deuteronomio 6:24. El temor que aquí se menciona no es un miedo servil, sino un temor piadoso.
Dios le dio estas leyes a Israel con el fin de mantenerlos felices y saludables. Si no hubiera existido un Satanás que los tentara, estas instrucciones especiales no habrían sido necesarias; pero a menos que el pueblo tuviera algo que los guiara, con seguridad serían descarriados por las estratagemas engañosas del enemigo de la justicia. Su única seguridad se encontraría en obedecer diligentemente la palabra del Señor.
Los padres que desean educar a sus hijos correctamente deberían seguir las instrucciones dadas en estos pasajes, y no permitir a sus pequeñuelos que hagan nada en detrimento de los mandamientos de Dios que han sido dados con tanta claridad. Que los padres y las madres enseñen fielmente estos preceptos a sus hijos, y que impresionen sobre sus mentes tiernas el hecho de que hay vida, salud y felicidad en la obediencia...
Cuando tratamos de obtener un conocimiento de las leyes divinas, nunca debemos perder de vista el gran objetivo de hacerlo para familiarizarnos con su voluntad con el propósito de obedecerle.

jueves, 17 de mayo de 2012

TEMA: EL PRINCIPIO DEL AMOR


El Principio del Amor en la Ley

Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 1 Juan 4:19.

No hay evidencia de arrepentimiento verdadero cuando no se produce una reforma en la vida. Si restituye la prenda, devuelve lo que haya robado, confiesa sus pecados y ama a Dios y a su prójimo, el pecador puede estar seguro de que pasó de muerte a vida.
Cuando vamos a Cristo como seres errados y pecaminosos, y nos hacemos participantes de su gracia perdonadora, el amor brota en nuestro corazón. Toda carga resulta ligera, porque el yugo de Cristo es suave. Nuestros deberes se vuelven delicias y los sacrificios un placer. El sendero que antes nos parecía cubierto de tinieblas brilla ahora con los rayos del Sol de justicia.
La hermosura del carácter de Cristo ha de verse en los que le siguen. El se deleitaba en hacer la voluntad de Dios. El poder que predominaba en la vida de nuestro Salvador era el amor a Dios y el celo por su gloria. El amor embellecía y ennoblecía todas sus acciones. El amor es de Dios; el corazón inconverso no puede producirlo u originarlo. Se encuentra solamente en el corazón donde Cristo reina. “Nosotros amamos, por cuanto él nos amó primero”. En el corazón regenerado por la gracia divina, el amor es el móvil de las acciones. Modifica el carácter, gobierna los impulsos, restringe las pasiones, subyuga la enemistad y ennoblece los afectos. Este amor atesorado en el alma endulza la vida y derrama una influencia purificadora sobre todos los que están en derredor.
Hay dos errores contra los cuales los hijos de Dios, o particularmente los que apenas han comenzado a confiar en su gracia, deben guardarse en forma especial. El primero... es el de fijarnos en nuestras propias obras, confiando en algo que podamos hacer para ponernos en armonía con Dios. El que está procurando llegar a ser santo mediante sus esfuerzos por observar la ley, está procurando una imposibilidad. Todo lo que el hombre pueda hacer sin Cristo está contaminado de egoísmo y pecado. Sólo la gracia de Cristo, por medio de la fe, puede hacernos santos.
El error opuesto y no menos peligroso consiste en sostener que la fe en Cristo exime a los hombres de guardar la ley de Dios, y que en vista de que sólo por la fe llegamos a ser participantes de la gracia de Cristo, nuestras obras no tienen nada que ver con nuestra redención.
Nótese, sin embargo, que la obediencia no es un mero cumplimiento externo, sino un servicio de amor. La ley de Dios es una expresión de la misma naturaleza de su Autor; es la personificación del gran principio del amor, y es, por lo tanto, el fundamento de su gobierno en los cielos y en la tierra. Si nuestros corazones están renovados a la semejanza de Dios, si el amor divino está implantado en el alma, ¿no se cumplirá la ley de Dios en nuestra vida? Cuando el principio del amor es implantado en el corazón, cuando el hombre es renovado a la imagen del que lo creó, se cumple en él la promesa del nuevo pacto... La obediencia, es decir el servicio y la lealtad que se rinden por amor, es la verdadera prueba del discipulado.

miércoles, 16 de mayo de 2012

TEMA: LA SABIDURÍA DE DIOS

Pro 4:5  Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca; 
Pro 4:6  no la dejes, y ella te guardará; ámala, y te conservará. 
Pro 4:7  Sabiduría primero que todo; adquiere sabiduría; y ante toda tu posesión adquiere inteligencia. 
Pro 4:8  Crece en ella, y ella te engrandecerá; ella te honrará, cuando tú la hubieres abrazado. 
Pro 4:9  Dará a tu cabeza aumento de gracia; corona de hermosura te entregará. 

Jas 3:17  Mas la sabiduría que es de lo alto, primeramente es pura, después pacífica, modesta, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, no juzgadora, no fingida. 
Jas 3:18  Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen paz. 








TEMA: LA LEY REAL


La Ley Real

Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura... bien hacéis. Santiago 2:8.

La norma para medir el carácter es la ley real. La ley es el detector del pecado. El pecado se conoce por medio de ella. Pero el pecador es atraído constantemente a Jesús mediante la manifestación extraordinaria de su amor revelado en la humillación de sí mismo al morir una muerte vergonzosa sobre la cruz. ¡Qué estudio es éste! Los ángeles se han esforzado y han anhelado fervientemente comprender este maravilloso misterio. El hecho de que el hombre, caído y engañado por Satanás, después de tomar el lado del enemigo pueda ser conformado a la imagen del Hijo del Dios infinito, es un estudio capaz de abrumar la inteligencia humana más elevada. ¡Que el hombre pueda llegar a ser semejante a él; que, en virtud de la justicia de Cristo regalada al hombre, Dios amara al ser humano—caído, pero redimido—como amó a su propio Hijo! Léanlo directamente de los oráculos vivientes.
Este es el misterio de la piedad. Este cuadro de valor superlativo debe colocarse en cada discurso, colgarse en el salón de la memoria, expresado por los labios humanos, debe ser copiado por los seres humanos que han trabajado y comprobado que el Señor es bueno, y se debe meditar en él para que constituya el fundamento de cada discurso...
El cristiano es el tipo más elevado de persona, porque es semejante a Cristo. Conoce sus debilidades y se aferra de la fuerza divina con un propósito ferviente y una fe viva, y sale victorioso. Su paz y su regocijo son grandes, porque provienen del Señor, y nada puede ser más aceptable a la vista de Dios que la humillación continua del alma delante de él. Estas evidencias son pruebas inequívocas de que el Señor ha tocado los corazones mediante su Santo Espíritu. El milagro operado en el hijo de Dios que lucha contra sus defectos naturales y los vence, es más formidable que los milagros de sanidad física. El universo de Dios lo observa con un gozo mucho mayor que el que experimenta ante cualquier demostración exterior, por espléndida que sea. El carácter interno se moldea de acuerdo con el Patrón divino...
La consideración de Cristo como nuestra única fuente de fortaleza, la evidencia de su amor incomparable al hacer que la culpa por los pecados humanos fuera cargada a su cuenta y que su propia justicia le fuera imputada al hombre, de ninguna manera elimina la ley ni disminuye en nada su dignidad. En lugar de eso la coloca en un sitio donde la luz correcta brilla sobre ella y la glorifica. Esto sucede únicamente gracias a la luz que se refleja de la cruz del Calvario. La ley se muestra completa y plena en el grande plan de salvación únicamente cuando se la presenta a la luz que brilla del Salvador crucificado y resucitado. Esto sólo se puede discernir espiritualmente. Enciende en el corazón del espectador la fe ardiente, la esperanza y el gozo de que Cristo es su justicia. Esta alegría se reserva únicamente para los que aman y obedecen las palabras de Jesús, las cuales son las palabras de Dios.