sábado, 26 de mayo de 2012

TEMA: OBEDIENCIA A LAS LEYES FISICAS


Los Resultados de la Obediencia a las Leyes Físicas

Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados. Deuteronomio 6:1-2.

Se nos enseña en este pasaje que la obediencia a los requerimientos de Dios coloca al obediente bajo las leyes que controlan el ser físico. Los que quieren preservar su salud deben subyugar todos los apetitos y las pasiones. No deben dar rienda suelta a las pasiones concupiscentes ni al apetito desenfrenado, pues han de estar bajo el control de Dios, y sus facultades físicas, mentales y morales han de ser tan sabiamente empleadas como para que el mecanismo del cuerpo permanezca funcionando bien.
Salud, vida y felicidad son el resultado de la obediencia a las leyes físicas que gobiernan nuestro cuerpo. Si nuestra voluntad y nuestro proceder están de acuerdo con la voluntad y el proceder de Dios, si hacemos lo que agrada a nuestro Creador, él mantendrá en buenas condiciones el organismo humano y restaurará las facultades morales, mentales y físicas a fin de poder obrar mediante nosotros para su gloria. Su poder restaurador constantemente se manifiesta en nuestro cuerpo. Si cooperamos con él en esa obra, los resultados seguros son salud y felicidad, paz y utilidad.
“Y nos mandó Jehová que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a Jehová nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la vida, como hasta hoy” Deuteronomio 6:24. El temor que aquí se menciona no es un miedo servil, sino un temor piadoso.
Dios le dio estas leyes a Israel con el fin de mantenerlos felices y saludables. Si no hubiera existido un Satanás que los tentara, estas instrucciones especiales no habrían sido necesarias; pero a menos que el pueblo tuviera algo que los guiara, con seguridad serían descarriados por las estratagemas engañosas del enemigo de la justicia. Su única seguridad se encontraría en obedecer diligentemente la palabra del Señor.
Los padres que desean educar a sus hijos correctamente deberían seguir las instrucciones dadas en estos pasajes, y no permitir a sus pequeñuelos que hagan nada en detrimento de los mandamientos de Dios que han sido dados con tanta claridad. Que los padres y las madres enseñen fielmente estos preceptos a sus hijos, y que impresionen sobre sus mentes tiernas el hecho de que hay vida, salud y felicidad en la obediencia...
Cuando tratamos de obtener un conocimiento de las leyes divinas, nunca debemos perder de vista el gran objetivo de hacerlo para familiarizarnos con su voluntad con el propósito de obedecerle.

jueves, 17 de mayo de 2012

TEMA: EL PRINCIPIO DEL AMOR


El Principio del Amor en la Ley

Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 1 Juan 4:19.

No hay evidencia de arrepentimiento verdadero cuando no se produce una reforma en la vida. Si restituye la prenda, devuelve lo que haya robado, confiesa sus pecados y ama a Dios y a su prójimo, el pecador puede estar seguro de que pasó de muerte a vida.
Cuando vamos a Cristo como seres errados y pecaminosos, y nos hacemos participantes de su gracia perdonadora, el amor brota en nuestro corazón. Toda carga resulta ligera, porque el yugo de Cristo es suave. Nuestros deberes se vuelven delicias y los sacrificios un placer. El sendero que antes nos parecía cubierto de tinieblas brilla ahora con los rayos del Sol de justicia.
La hermosura del carácter de Cristo ha de verse en los que le siguen. El se deleitaba en hacer la voluntad de Dios. El poder que predominaba en la vida de nuestro Salvador era el amor a Dios y el celo por su gloria. El amor embellecía y ennoblecía todas sus acciones. El amor es de Dios; el corazón inconverso no puede producirlo u originarlo. Se encuentra solamente en el corazón donde Cristo reina. “Nosotros amamos, por cuanto él nos amó primero”. En el corazón regenerado por la gracia divina, el amor es el móvil de las acciones. Modifica el carácter, gobierna los impulsos, restringe las pasiones, subyuga la enemistad y ennoblece los afectos. Este amor atesorado en el alma endulza la vida y derrama una influencia purificadora sobre todos los que están en derredor.
Hay dos errores contra los cuales los hijos de Dios, o particularmente los que apenas han comenzado a confiar en su gracia, deben guardarse en forma especial. El primero... es el de fijarnos en nuestras propias obras, confiando en algo que podamos hacer para ponernos en armonía con Dios. El que está procurando llegar a ser santo mediante sus esfuerzos por observar la ley, está procurando una imposibilidad. Todo lo que el hombre pueda hacer sin Cristo está contaminado de egoísmo y pecado. Sólo la gracia de Cristo, por medio de la fe, puede hacernos santos.
El error opuesto y no menos peligroso consiste en sostener que la fe en Cristo exime a los hombres de guardar la ley de Dios, y que en vista de que sólo por la fe llegamos a ser participantes de la gracia de Cristo, nuestras obras no tienen nada que ver con nuestra redención.
Nótese, sin embargo, que la obediencia no es un mero cumplimiento externo, sino un servicio de amor. La ley de Dios es una expresión de la misma naturaleza de su Autor; es la personificación del gran principio del amor, y es, por lo tanto, el fundamento de su gobierno en los cielos y en la tierra. Si nuestros corazones están renovados a la semejanza de Dios, si el amor divino está implantado en el alma, ¿no se cumplirá la ley de Dios en nuestra vida? Cuando el principio del amor es implantado en el corazón, cuando el hombre es renovado a la imagen del que lo creó, se cumple en él la promesa del nuevo pacto... La obediencia, es decir el servicio y la lealtad que se rinden por amor, es la verdadera prueba del discipulado.

miércoles, 16 de mayo de 2012

TEMA: LA SABIDURÍA DE DIOS

Pro 4:5  Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca; 
Pro 4:6  no la dejes, y ella te guardará; ámala, y te conservará. 
Pro 4:7  Sabiduría primero que todo; adquiere sabiduría; y ante toda tu posesión adquiere inteligencia. 
Pro 4:8  Crece en ella, y ella te engrandecerá; ella te honrará, cuando tú la hubieres abrazado. 
Pro 4:9  Dará a tu cabeza aumento de gracia; corona de hermosura te entregará. 

Jas 3:17  Mas la sabiduría que es de lo alto, primeramente es pura, después pacífica, modesta, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, no juzgadora, no fingida. 
Jas 3:18  Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen paz. 








TEMA: LA LEY REAL


La Ley Real

Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura... bien hacéis. Santiago 2:8.

La norma para medir el carácter es la ley real. La ley es el detector del pecado. El pecado se conoce por medio de ella. Pero el pecador es atraído constantemente a Jesús mediante la manifestación extraordinaria de su amor revelado en la humillación de sí mismo al morir una muerte vergonzosa sobre la cruz. ¡Qué estudio es éste! Los ángeles se han esforzado y han anhelado fervientemente comprender este maravilloso misterio. El hecho de que el hombre, caído y engañado por Satanás, después de tomar el lado del enemigo pueda ser conformado a la imagen del Hijo del Dios infinito, es un estudio capaz de abrumar la inteligencia humana más elevada. ¡Que el hombre pueda llegar a ser semejante a él; que, en virtud de la justicia de Cristo regalada al hombre, Dios amara al ser humano—caído, pero redimido—como amó a su propio Hijo! Léanlo directamente de los oráculos vivientes.
Este es el misterio de la piedad. Este cuadro de valor superlativo debe colocarse en cada discurso, colgarse en el salón de la memoria, expresado por los labios humanos, debe ser copiado por los seres humanos que han trabajado y comprobado que el Señor es bueno, y se debe meditar en él para que constituya el fundamento de cada discurso...
El cristiano es el tipo más elevado de persona, porque es semejante a Cristo. Conoce sus debilidades y se aferra de la fuerza divina con un propósito ferviente y una fe viva, y sale victorioso. Su paz y su regocijo son grandes, porque provienen del Señor, y nada puede ser más aceptable a la vista de Dios que la humillación continua del alma delante de él. Estas evidencias son pruebas inequívocas de que el Señor ha tocado los corazones mediante su Santo Espíritu. El milagro operado en el hijo de Dios que lucha contra sus defectos naturales y los vence, es más formidable que los milagros de sanidad física. El universo de Dios lo observa con un gozo mucho mayor que el que experimenta ante cualquier demostración exterior, por espléndida que sea. El carácter interno se moldea de acuerdo con el Patrón divino...
La consideración de Cristo como nuestra única fuente de fortaleza, la evidencia de su amor incomparable al hacer que la culpa por los pecados humanos fuera cargada a su cuenta y que su propia justicia le fuera imputada al hombre, de ninguna manera elimina la ley ni disminuye en nada su dignidad. En lugar de eso la coloca en un sitio donde la luz correcta brilla sobre ella y la glorifica. Esto sucede únicamente gracias a la luz que se refleja de la cruz del Calvario. La ley se muestra completa y plena en el grande plan de salvación únicamente cuando se la presenta a la luz que brilla del Salvador crucificado y resucitado. Esto sólo se puede discernir espiritualmente. Enciende en el corazón del espectador la fe ardiente, la esperanza y el gozo de que Cristo es su justicia. Esta alegría se reserva únicamente para los que aman y obedecen las palabras de Jesús, las cuales son las palabras de Dios.

martes, 15 de mayo de 2012

TEMA: LA CORONA


Todos Pueden Llevar la Corona

¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 1 Corintios 9:24.

Los competidores de los antiguos juegos, después de haberse sometido a la renuncia personal y a rígida disciplina, no estaban todavía seguros de la victoria. “¿No sabéis que los que corren en el estadio—preguntó Pablo—, todos a la verdad corren, mas uno lleva el premio?” Por ansiosa y fervientemente que se esforzaran los corredores, el premio se adjudicaba a uno solo. Una sola mano podía tomar la codiciada guirnalda. Alguno podía empeñar el mayor esfuerzo por obtener el premio, pero cuando estaba por extender la mano para tomarlo, otro, un instante antes que él, podía llevarse el codiciado tesoro.
Tal no es el caso en la lucha cristiana. Ninguno que cumpla con las condiciones se chasqueará al fin de la carrera. Ninguno que sea ferviente y perseverante dejará de tener éxito. La carrera no es del veloz, ni la batalla del fuerte. El santo más débil, tanto como el más fuerte, puede llevar la corona de gloria inmortal. Puede ganarla todo el que, por el poder de la gracia divina, pone su vida en conformidad con la voluntad de Cristo. Demasiado a menudo se considera como asunto sin importancia, demasiado trivial para exigir la atención, la práctica en los detalles de la vida, de los principios sentados en la Palabra de Dios. Pero en vista del resultado que está en juego, nada de lo que ayude o estorbe es pequeño. Todo acto pesa en la balanza que determina la victoria o el fracaso de la vida. La recompensa dada a los que venzan estará en proporción con la energía y el fervor con que hayan luchado...
Pablo sabía que su lucha contra el mal no terminaría mientras durara la vida. Siempre comprendía la necesidad de vigilarse severamente, para que los deseos terrenales no se sobrepusieran al celo espiritual. Con todo su poder continuaba luchando contra las inclinaciones naturales. Siempre mantenía ante sí el ideal que debía alcanzarse, y luchaba por alcanzar ese ideal mediante la obediencia voluntaria a la ley de Dios. Sus palabras, sus prácticas, sus pasiones: todo lo sometía al dominio del Espíritu de Dios.
Era este propósito único de ganar la carrera de la vida eterna, lo que Pablo anhelaba ver revelado en las vidas de los creyentes corintios. Sabía que a fin de alcanzar el ideal de Cristo para con ellos, tenía por delante una lucha de toda la vida, que no tendría tregua. Les pedía que lucharan lealmente, día tras día, en busca de piedad y excelencia moral. Les rogaba que pusieran a un lado todo peso y se esforzaran hacia el blanco de la perfección en Cristo.
Mantenía siempre delante de sí un blanco, y luchaba ardientemente por alcanzarlo: “la justicia que es de Dios por la fe” Filipenses 3:9.

lunes, 14 de mayo de 2012

TEMA: NUEVO MANDAMIENTO


El Nuevo Mandamiento de Cristo

Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. Juan 13:34.

¿Se asemejan ustedes a Cristo, en sus palabras, en su espíritu, en sus acciones? Si representan el carácter de Cristo en palabra y espíritu, entonces son cristianos; porque ser cristiano significa ser semejante a Cristo. La lengua testificará acerca de los principios que representan la vida; esto constituye la prueba segura para saber qué poder controla el corazón. Nuestro espíritu y nuestros principios se pueden juzgar por las palabras que brotan de los labios. La lengua siempre debe estar bajo el control del Espíritu Santo.
Cuando las almas pobres, heridas y maltratadas acuden a ustedes en busca de palabras de esperanza, deben hablarles las palabras de Cristo. ¿Rehúsan ustedes dirigirles palabras amables, corteses y bondadosas? Los que hablan como lo hizo Cristo nunca plantarán palabras amargas, como flechas dentadas, en el alma herida. “El Señor escuchó y oyó”. ¿Quisiéramos tener en mente el hecho de que el Señor escucha las palabras que hablamos y que conoce el espíritu que motiva nuestras acciones? Cristo es la defensa de todos los que se esconden en él.
Tengamos en mente que cada palabra descomedida, cada actitud cruel, se registran en los libros del cielo como si hubieran sido dirigidas a Cristo en la persona de sus siervos que sufren. ¿No es acaso ser semejantes a Cristo cuando hablamos palabras bondadosas y animadoras, aunque nos sintamos inclinados a proceder en forma diferente? ¿No es ser semejantes a Cristo cuando levantamos las cargas que oprimen pesadamente a las almas a quienes Dios ha considerado de tanto valor como para dar a su Hijo unigénito por ellos, para que todo aquel que en él cree no perezca, mas tenga vida eterna?
Tiene gran importancia la actitud que adoptamos frente a las personas que son colaboradoras de Dios...
“¿Cree usted en el Hijo de Dios?” Usted depende de Cristo para todo lo que recibe, tanto como la persona más débil, más pobre y más humilde. “¿Cree usted en el Hijo de Dios?” Una creencia meramente especulativa no sirve de nada. ¿Cree usted en el Hijo de Dios como su Salvador personal? Si lo hace de todo corazón, entonces Dios mora en el alma, y el alma en Dios. Usted representa a Jesús. Los que ocupan posiciones de confianza están siendo probados, para demostrar si son hombres sabios en posiciones de confianza, para revelar si Cristo está obrando en ellos y mediante ellos de tal manera que él pueda representar su carácter y expresarse en sus palabras y acciones frente a sus seguidores, por quienes él mismo dio su preciosa vida...
El agente humano simpatizará con Cristo en la misma proporción en que sea un participante de la naturaleza divina. Jesús dice: “Un mandamiento nuevo os doy—¿que os toleréis unos a otros?, no—: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado”.

domingo, 13 de mayo de 2012

TEMA: LA LEY Y EL EVANGELIO


Armonía Entre la Ley y el Evangelio

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 2 Corintios 3:18.

Después de que Cristo murió en la cruz como una ofrenda por el pecado, la ley ceremonial no podía tener fuerza. Sin embargo, estaba relacionada con la ley moral y era gloriosa. El conjunto llevaba el sello de la divinidad y expresaba la santidad, la justicia y la rectitud de Dios. Y si la ministración de la dispensación que iba a abolirse era gloriosa, ¿cuánto más gloriosa debía ser la realidad, cuando Cristo fuera revelado impartiendo su Espíritu que da vida y santifica a todos los que creen?
La proclamación de la ley de los Diez Mandamientos fue un maravilloso despliegue de la gloria y majestad de Dios...
“Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis. Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios” Éxodo 20:20-21.
El pueblo tenía un concepto disminuido de las verdades concernientes al perdón de los pecados, la justificación por la fe en Jesucristo, y el acceso a Dios únicamente por un Mediador, debido a la condición perdida de ellos, a su culpabilidad y pecados. En gran medida habían perdido el conocimiento de Dios y de la única forma de llegar a él. Casi habían perdido todo el concepto de lo que constituye el pecado y de lo que es la justicia. El perdón de los pecados por medio de Cristo, el Mesías prometido, a quien simbolizaban sus ofrendas, era entendido tan sólo oscuramente...
La ley moral nunca fue un símbolo o una sombra. Existía antes de la creación del hombre y durará mientras permanezca el trono de Dios. Dios no podía cambiar ni alterar un solo precepto de su ley a fin de salvar al hombre, pues la ley es el fundamento de su gobierno. Es inmutable, inalterable, infinita y eterna. A fin de que el hombre fuera salvado y se mantuviera el honor de la ley, fue necesario que el Hijo de Dios se ofreciera a sí mismo como sacrificio por los pecados. El que no conoció pecado se hizo pecado por nosotros. Murió por nosotros en el Calvario. Su muerte muestra el admirable amor de Dios por el hombre y la inmutabilidad de su ley...
Cristo es el abogado del pecador. Los que aceptan su Evangelio, lo contemplan a cara descubierta. Ven la relación de su misión con la ley, y reconocen la sabiduría y gloria de Dios como son reveladas por el Salvador. La gloria de Cristo se revela en la ley, que es un trasunto de su carácter, y su eficacia transformadora se ejerce sobre el alma hasta que los hombres son transformados a la semejanza divina. Se hacen participantes de la naturaleza divina y se asemejan más y más a su Salvador, avanzando paso tras paso en conformidad con la voluntad de Dios, hasta que alcanzan la perfección. La ley y el Evangelio están en perfecta armonía.

viernes, 11 de mayo de 2012

TEMA. EXALTANDO LA LEY DE DIOS


Se Debe Exaltar la Ley de Dios

Para que os acordéis, y hagáis todos mis mandamientos, y seáis santos a vuestro Dios. Números 15:40.

Toda la instrucción dada a los israelitas de la antigüedad con relación a la enseñanza de los mandamientos a sus hijos, es para nosotros. Si nos volvemos negligentes y descuidamos la urgencia de enseñar a observar esos mandamientos, como sé que ha sucedido con muchos, humillemos todos nuestro corazón delante de Dios, y realicemos una obra ferviente y cabal de arrepentimiento. Aprendamos a trabajar misericordiosamente con nuestros hijos. Durante sus años tiernos necesitan ser enseñados bondadosa, paciente, inteligente y amorosamente en todo el servicio religioso, para lo cual los padres deben hacer que las lecciones sean sencillas y atractivas, con el fin de hacer que sus pequeños conozcan el camino del Señor. En el pasado, el fracaso de los padres en el cumplimiento de esta tarea se ha dejado sentir en las generaciones posteriores...
Se requiere un esfuerzo constante y perseverante para mantener en alto la norma de la justicia, pero nadie que sea descuidado en los principios podrá ser aprobado por Dios. Nuestra experiencia religiosa se corrompe cuando permitimos que nuestros principios sean pervertidos. Ahora, más que en cualquier otro período de la historia del mundo, necesitamos obedecer la amonestación: “Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” Mateo 24:44...
En esta época del mundo existe el mismo peligro. Deberíamos cuidar a nuestros niños para que no tengan comunión con el mundo, para que no imiten la conducta de los que están en tinieblas. Tanto como sea posible, guardémoslos de la asociación con los incrédulos. Sabemos que los que no sirven al Señor Jesús sirven a otro dirigente, y que éste hará esfuerzos decididos por controlar las mentes de los que conocen la verdad.
La obra engañosa de Satanás se lleva a cabo constantemente en todas partes. Los que de veras aman a Dios revelarán su amor por él en todas partes y bajo cualquier circunstancia. No se rebajarán a participar de las diversiones insensatas ni de los entretenimientos mundanos. No se dejarán persuadir a olvidarse del Señor en ningún momento. Los cristianos pueden y deben experimentar una indignación santa contra la liviandad y la insensatez de los que no aman a Dios. “Considérate a ti mismo”, y no cedas a la tentación de hablar palabras ociosas, bajas y sin sentido. Habla palabras que revelen el hecho de que eres un hijo de Dios, y que tu corazón está lleno de su amor.
Debemos ser hoy un pueblo peculiar y santo para el Señor, tan decididamente como se exigía que lo fueran los israelitas, de lo contrario no podemos representar adecuadamente a nuestro Redentor sabio, compasivo y glorificado.


TEMA: LA OBEDIENCIA A LA LEY DE DIOS


La Obediencia de la Ley Divina

Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros? Deuteronomio 4:7-8.

Con respecto a sus mandamientos, Dios instruyó a su pueblo a través de Moisés: “Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos” Deuteronomio 4:6...
La preciosa instrucción que el Señor le dio a su pueblo desde el monte Sinaí fue llevada por ellos durante toda su peregrinación por el desierto, y la repetían dondequiera establecían su campamento. Dios había planeado dar mediante ellos una representación de sí mismo y de su ley a las naciones que los rodeaban, mediante las palabras que hablaran y en una variedad de otras formas. En muchas ocasiones, al encontrarse con pueblos que no conocían a Dios, exaltaron a su Dirigente como un Ser grande y santo a quien todos debían honrar siempre y respetar y reverenciar...
Las naciones circunvecinas debían llegar a familiarizarse con los elevados principios de las leyes dadas por Dios, que los dirigentes del pueblo les estaban enseñando a guardar. Entonces, en lugar de despreciar al pueblo instruido de este modo, llegarían a considerar la obediencia de estas leyes como evidencia de que este pueblo en realidad era bendecido extraordinariamente entre las naciones.
Otra notable exhibición para las naciones de alrededor, era el perfecto orden que se observaba en el campamento de los israelitas. Podían ver la nube que se cernía por encima del lugar donde se debía erigir el tabernáculo; observaban a los sacerdotes y a otras personas encargadas empeñados en realizar sus tareas especiales, cada uno dedicado a cumplir la parte que se le había asignado en el trabajo de preparar el campamento para la noche. Nadie necesitaba hacer lo que se le había encargado a otro. Cualquiera que hubiera tratado de hacer el trabajo de otro habría sufrido la pena de muerte. Cada uno se encargaba de su deber especial. Al erigir el tabernáculo, cada parte calzaba con otra, y la casa del Señor era levantada con hermosa precisión. No se hablaba ninguna palabra, no se daba una sola orden, excepto por el individuo encargado. Nadie se confundía; todo se colocaba ordenadamente, de acuerdo con el modelo que se le había mostrado a Moisés en el monte.
Todo lo relacionado con el arreglo del campamento era una lección objetiva para los niños, que los educaba en la adquisición de hábitos de precisión y cuidado y orden. Se requería que los niños de edad suficiente aprendieran a levantar las tiendas en que vivían, y a observar perfecto orden en todo lo que hacían... Constantemente estaban siendo educados con relación a las cosas celestiales. Los padres debían explicar continuamente a sus hijos por qué los israelitas debían viajar por el desierto; por qué la ley había sido dada en el Sinaí, y lo que se esperaba que hicieran y que llegaran a ser al entrar en la tierra prometida.


jueves, 10 de mayo de 2012

TEMA: LA HONRA


Honra para los que Honran a Dios

¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Romanos 6:16.

Cuando se le ha permitido a la mente ocuparse únicamente de cosas terrenales, la tarea de cambiar los hábitos de pensamiento resulta muy difícil. Lo que los ojos ven y los oídos oyen, demasiado a menudo atrae la atención y absorbe el interés. Pero si hemos de entrar en la ciudad de Dios y contemplar a Jesús en su gloria, debemos acostumbrarnos aquí a mirarlo con los ojos de la fe. Las palabras y el carácter de Cristo debieran ser a menudo el tema de nuestros pensamientos y conversaciones; y cada día se debería dedicar un tiempo especial a la oración y la meditación acerca de estos temas sagrados.
La santificación es una tarea diaria. Que nadie se engañe a sí mismo pensando que Dios lo perdonará y bendecirá mientras continúe pisoteando uno de sus requerimientos. La comisión voluntaria de un pecado reconocido silencia el testimonio de la voz del Espíritu, y separa el alma de Dios. No importa cuál sea el éxtasis del sentimiento religioso, Jesús no puede morar en el corazón de la persona que desprecia la ley divina. Dios honrará únicamente a los que le honran.
“Si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis”. Si consentimos el enojo, la pasión, la codicia, el odio, el egoísmo o cualquier otro pecado, nos hacemos esclavos del pecado. “Ninguno puede servir a dos señores”. Si servimos al pecado, no podemos servir a Cristo. El cristiano experimentará las exigencias del pecado, porque la carne codicia contra el Espíritu; pero el Espíritu lucha contra la carne, manteniendo una guerra constante. Aquí es donde se necesita la ayuda de Cristo. La debilidad humana se une con la fuerza divina y la fe exclama: “Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” 1 Corintios 15:57.
Si hemos de desarrollar un carácter que Dios pueda aceptar, debemos formar hábitos correctos en nuestra vida religiosa. La oración cotidiana es esencial para crecer en la gracia, y aun para la misma vida espiritual, así como el alimento físico es indispensable para el bienestar temporal. Debemos acostumbrarnos a elevar a menudo nuestros pensamientos en oración a Dios. Si la mente divaga, debemos traerla de vuelta; mediante el esfuerzo perseverante se transformará por fin en algo habitual. Ni por un momento podemos separarnos de Cristo sin peligro. Podemos tener su presencia que nos ayude a cada paso únicamente si respetamos las condiciones que él mismo ha establecido.
La religión debe transformarse en el gran propósito de la vida. Todo lo demás debe subordinarse a ella. Todas las facultades del alma, el cuerpo y el espíritu deben empeñarse en la lucha cristiana. Debemos confiar en Cristo para recibir fuerza y gracia, y ganaremos la victoria tan ciertamente como Jesús la ganó por nosotros.

miércoles, 9 de mayo de 2012

TEMA: OTROS dIOSES


No Haya Otros dioses

No tendrás dioses ajenos delante de mí. Éxodo 20:3.

Cristo dio su vida para que todos los que quisieran pudieran ser libres del pecado y restablecidos al favor del Creador.
Fue el gozo anticipado de un universo redimido y santo lo que indujo a Cristo a realizar este gran sacrificio. ¿Somos seguidores de Dios, como hijos amados, o somos siervos del príncipe de las tinieblas? ¿Somos adoradores de Jehová, o de Baal; del Dios viviente, o de los ídolos?
Puede ser que no se vea ningún altar, y que el ojo sea incapaz de observar una imagen, y sin embargo que estemos practicando la idolatría. Es igualmente fácil hacer un ídolo de ideas u objetos acariciados como fabricar dioses de madera o piedra. Miles de personas tienen un concepto falso acerca de Dios y sus atributos. Están sirviendo a un Dios falso tan ciertamente como lo hacían los servidores de Baal. ¿Estamos nosotros adorando al Dios verdadero tal como se lo revela en su Palabra, en Cristo y en la naturaleza, o más bien adoramos a un ídolo filosófico venerado en su lugar? Dios es un Dios de verdad. La justicia y la misericordia son los atributos de su trono. El es un Dios de amor, de piedad y tierna compasión. Así es como lo representa su Hijo, nuestro Salvador. Es un Dios de paciencia y longanimidad. Si así es el ser a quien adoramos y cuyo carácter estamos tratando de asimilar, entonces estamos adorando al Dios verdadero.
Si seguimos a Cristo, sus méritos nos son imputados, y ascienden delante del Padre como un olor suave, esparciendo a nuestro alrededor una fragancia preciosa. El espíritu de amor, mansedumbre y renunciación que caracterice nuestra vida tendrá poder para suavizar y subyugar los corazones endurecidos y ganar para Cristo a amargos opositores de la fe.
“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” Filipenses 2:3-4.
La vanagloria, la ambición egoísta, es la roca contra la cual han naufragado muchas almas y muchas iglesias se han vuelto impotentes. Los que menos conocen de devoción, los que están más desconectados de Dios, son los que con mayor empeño buscan el lugar más elevado. No tienen ningún sentido de su debilidad ni de sus deficiencias de carácter... El alma que contempla constantemente a Jesús verá su amor abnegado y su profunda humildad, e imitará su ejemplo. El corazón debe limpiarse de orgullo, ambición, engaño, odio y egoísmo. Muchas personas han subyugado parcialmente estos rasgos negativos, pero no los han desarraigado completamente del corazón. Cuando las circunstancias son favorables vuelven a crecer y a madurar en una rebelión contra Dios. En esto hay un peligro terrible. No eliminar algún pecado significa acariciar un enemigo que sólo espera un momento de descuido para causar nuestra ruina... La gracia divina es nuestra única esperanza.

martes, 8 de mayo de 2012

TEMA: EL PRIMER MANDAMIENTO


El Primer Gran Mandamiento

Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Marcos 12:30.

Vi que cualquier cosa que divida los afectos, o substraiga del corazón algo del amor supremo que le debe a Dios, o impida una fe ilimitada y una confianza total en él, asume el carácter de un ídolo y toma su forma. Se me mostró el primer gran mandamiento: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. Aquí no se permite la separación de nuestros afectos de Dios. Nada debe dividir nuestro amor supremo por él ni nuestro deleite en él. La voluntad, los deseos, planes, propósitos y placeres, todos deben mantenerse bajo sujeción.
Usted necesita aprender algo: exaltar al Señor Dios en su corazón, en su conversación, y en todos sus actos; entonces Jesús le podrá enseñar y le podrá ayudar, al echar su red al lado derecho del barco, a traerla hasta la playa llena de pescado. Pero sin la ayuda de Cristo al echar la red, usted podrá trabajar durante semanas, meses y años sin ver mucho fruto como resultado de sus labores...
Estúdiese a sí mismo. Ponga a prueba cada motivo... Esfuércese por revelar a Cristo.
Cuando uno queda completamente despojado del yo, cuando todo falso dios es excluido del alma, el vacío es llenado por el influjo del Espíritu de Cristo. El tal tiene la fe que purifica el alma de la contaminación. Queda conformado con el Espíritu, y obedece a las cosas del Espíritu. No tiene confianza en sí mismo. Para él, Cristo es todo y está en todo. Recibe con mansedumbre la verdad que le es constantemente revelada, y da al Señor toda la gloria, diciendo: “Dios nos reveló a nosotros por el Espíritu”. “Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que es de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado”.
La voz que habló a Israel desde el Sinaí habla en estos tiempos a hombres y mujeres diciendo: “No tentrás dioses ajenos delante de mí” Éxodo 20:3. La ley de Dios fue escrita por su propio dedo en tablas de piedra, lo cual demuestra que nunca podría ser cambiada o abrogada. Ha de estar en vigencia durante las edades eternas, tan inmutablemente como los principios de su gobierno. Los hombres han opuesto su voluntad a la voluntad de Dios, pero esto no puede acallar sus palabras de sabiduría y sus órdenes, aun cuando opongan sus teorías especulativas a las enseñanzas de la revelación y exalten la sabiduría humana por encima de un claro: “Así dice Jehová”.
El espíritu de mundanalidad puede contaminar a los muchos y dominar a los pocos; puede ser que la causa de Dios se sostenga tan sólo por gran esfuerzo y continuo sacrificio; pero al fin la verdad triunfará gloriosamente.

jueves, 3 de mayo de 2012

TEMA: LA MINISTRACIÓN DE LA MENTE


LA MINISTRACIÓN
DE LA MENTE
Pro. 23:26
INTRODUCCIÓN:  En estos tiempos finales, la ministración juega un papel muy importante para poder alcanzar la libertad plena que Dios quiere para su pueblo.  Uno de los ataques mas fuertes que utiliza el enemiga para destruir al hombre, es aquel que va dirigido hacia su mente, puesto que “... la mente puesta en la carne trae muerte, pero la mente puesta en el Espíritu trae vida y paz.” (Ro. 8:6, B. de las Américas), por lo cual es importante conocer, no sólo la forma en que el enemigo puede destruir a través de la mente, sino también, lo que Dios quiere y espera de nosotros, por medio de la renovación de nuestra mente.

DESARROLLO:  En el Antiguo Testamento se usa la palabra mente, como un sinónimo de corazón, alma, espíritu, riñones, etc., sin embargo, en el  Nuevo Testamento se hace un clara diferencia entre estos términos, cuando el Señor Jesucristo dijo: “y amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza” (Mr. 12:30).  Cuando Dios formó a Adám, lo hizo perfecto y su mente funcionaba a plenitud, de manera que él se comunicaba con los animales, y posiblemente, convivía con ellos en su ambiente natural (agua, aire, tierra), pero como consecuencia del pecado, su mente sufrió una involución que continuó en las siguientes generaciones.  Cuando Dios nos salva por medio de su Hijo, limpia nuestra mente y la deja en un estado neutral, dependiendo de nosotros hacerla evolucionar hasta alcanzar nuevamente la plenitud de su capacidad o bien, dejar que involucione, según aquellos a lo cual rindamos nuestra mente (Ro. 6:16).

INVOLUCIÓN DE LA MENTE:
a. Mente embotada, Mr. 6:52:  No cree en los milagros.
b. Mente carnal, 2 Co. 11:2:  Se deja guiar por sus sentidos naturales y no por los espirituales.  También se llama mente sensual.
c. Mente cerrada, Mt. 13:19:  Son lo que, conscientemente, no entienden la Palabra de Dios.
d. Mente endurecida, 2 Co. 3:14:  Oye la palabra, pero no la acompaña de fe; se deja guiar por el logos y no por el Rhema de dios.  Una mente puede ser endurecida por el engaño del pecado (He. 3:13).
e. Mente cegada, 2 Co. 4:3-4:  Aquellos que endurecen su mente, el dios de este siglo les ciega el entendimiento para que vean la gloria del Evangelio de Cristo.
f. Mente corrompida, 1 Ti. 6:5:  Enseñan otra doctrina, estando llenos de toda maldad y buscando ganancias deshonestas.
g. Mente Reprobada, Ro. 1:28:  Son aquellos que fueron probados y hallado falsos en su corazón.
EVOLUCIÓN DE LA MENTE:
a. Mente dispuesta, Hch. 2:42:  Está al acecho de las verdades de Dios y recibe la Palabra que le es ministrada.
b. Mente espiritual, Ro. 8:5-6:  Constantemente piensa en las cosas del Espíritu (Col. 3:1, B. de las Américas).
c. Mente abierta, Lc. 24:45:  Están abiertos a ser enseñados y, a través del discipulado, han sido desatados de su mente (Jn. 8:31-32).
d. Mente suave, Mt. 13:23:  Es como un terreno que, sin mucho cuidado, da fruto en medio de la adversidad.
e. Mente renovada, Ro. 12:2:  Se obtiene como resultado de ofrecerse a Dios como sacrificio vivo, santo y agradable.
f. Mente de luz, Sal. 36:9:  Es el resultado de estar expuesto a la luz de Cristo, por medio de su Palabra.
g. Mente incorrupta, Tit. 1:15:  Para los puros de corazón todas las cosas son puras, como consecuencia de ser gobernados por el Espíritu Santo.
h. La mente de Cristo, 1 Co. 2:16:  Es el resultado de todas las anteriores, llegando a conocer la voluntad perfecta de Dios y teniendo el mismo sentir que hubo en Cristo (Fil. .2:5).

CONCLUSIÓN:  Para poder cambiar las actitudes de nuestro corazón que no son agradables al Señor, es necesario que primero haya un arrepentimiento (Gr. Metanoia), que significa