domingo, 18 de marzo de 2012

TEMA: FUENTE DE PLACER Y REGOCIJO

Una Fuente de Placer y Regocijo

Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre. Salmos 16:11.

La belleza de la mente, la pureza del alma, reveladas en el rostro, tendrán un mayor poder de atracción sobre los corazones y ejercerán más influencia sobre ellos que cualquier adorno exterior...
Una mente educada, adornada con las gracias de la mansedumbre y la humildad, un corazón puro y recto, se reflejarán en el rostro y merecerán amor y respeto...
[Los niños y los jóvenes] pueden, mediante el cultivo del intelecto, depender de Dios para el éxito y desarrollar caracteres firmes y hermosos. El temor de Dios, la contemplación de la gloria de la naturaleza en su obra creada, nunca empequeñecerán el intelecto, sino que tenderán a fortalecer cada facultad del alma.
Los niños y jóvenes tienen el precioso privilegio de someter sus mentes al control del Espíritu de Dios y de transformarse en cristianos intelectuales. Sus facultades mentales y morales se pueden desarrollar con proporciones armoniosas. Su comprensión puede ser fuerte, sus conciencias, puras, y sus caracteres, hermosos...
Si desean hallar felicidad y paz en todo lo que hacen, deben hacerlo todo en relación con la gloria de Dios. Si pretenden tener paz en sus corazones, deben procurar fervientemente imitar la vida de Cristo. Entonces no habrá necesidad de fingir alegría, ni de buscar el placer en la indulgencia del orgullo ni en las frivolidades del mundo. Experimentarán una paz y una felicidad en el bien hacer, que nunca hallarán en la realización del mal.
Jesús tomó sobre sí la naturaleza humana y pasó por la infancia, la niñez y la juventud, con el fin de aprender como simpatizar con todos, y dejar así un ejemplo para todos los niños y jóvenes. El conoce las tentaciones y debilidades de los niños. En su amor, ha abierto una fuente de placer y alegría para el alma que confía en él. Al esforzarse por honrar a Cristo e imitar su ejemplo, los niños y jóvenes pueden ser verdaderamente felices. De ese modo pueden sentir que su responsabilidad colabora con Jesucristo en el gran plan de salvar a las almas.
Si los jóvenes comprendieran la responsabilidad que tienen ante Dios, se elevarían por encima de todo lo que es bajo, egoísta e impuro. Para ellos la vida estaría llena de significado. Comprenderían que tienen un motivo grande y glorioso por el cual vivir. Esto ejercerá sobre los jóvenes una influencia que los hará empeñosos, alegres y fuertes bajo todas las cargas, desalientos y dificultades de la vida, tal como fue su Modelo divino. La conciencia de que están empeñados en la realización de aquello que Dios puede aprobar, los fortalecerá en sus esfuerzos, y al imitar al Modelo podrán, como él, crecer en sabiduría y en favor para con Dios y los hombres.

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